Te di un año,
para que puedas encontrarte,
y conozcas el mundo.
Un año,
para que amplíes tu kilometraje
y también tu equipaje.
Pensaba en eso,
un día antes del señalado,
para llamarte a mi encuentro.
“Tu me empujaste a esto”,
me respondiste a mil kilómetros,
cuando reclame por mi inocente niña.
Habías atravesado ese punto de fluencia,
en el cual se pierden las amarras,
y el acero se rompe.
Yo no quiero recorrer tu cuerpo socavado,
pero tampoco puedo olvidar tus manos.
Un año no es un siglo,
pero, ¡cuanto recorrió la luz en el espacio!,
y cuanta agua corrió bajo el puente.
¡Cuan lejos llegaste tú!
Premonicion
-
*
En alguna dimensión del espacio nuestras entidades se conectaron levemente
por primera vez, fue en aquel año nuevo que tuve que quedarme encerrado en
mi ...
Hace 17 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario