domingo, 21 de septiembre de 2008

Un año

Te di un año,
para que puedas encontrarte,
y conozcas el mundo.

Un año,
para que amplíes tu kilometraje
y también tu equipaje.

Pensaba en eso,
un día antes del señalado,
para llamarte a mi encuentro.

“Tu me empujaste a esto”,
me respondiste a mil kilómetros,
cuando reclame por mi inocente niña.

Habías atravesado ese punto de fluencia,
en el cual se pierden las amarras,
y el acero se rompe.

Yo no quiero recorrer tu cuerpo socavado,
pero tampoco puedo olvidar tus manos.

Un año no es un siglo,
pero, ¡cuanto recorrió la luz en el espacio!,
y cuanta agua corrió bajo el puente.

¡Cuan lejos llegaste tú!

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