jueves, 18 de septiembre de 2008

El olvido

La peor venganza es la indiferencia.

Y el asesinato perfecto es el olvido.


Tengo la mente llena de recuerdos,
vacía de olvidos.

Por alguna deficiencia neurológica.

No podría matarla, porque es inmortal,
aun así, lo deseo.

Ella despierta intermitente,
cada cierto tiempo,
del pozo de mi cerebro.

Cada vez diferente,
es mi percepción de su ser.

Sospecho que a ella le sucede lo mismo.

Aquellas dos percepciones,
pueden por el azar encontrarse,
en otro tiempo y espacio.

Y cual dos desconocidos en la calle,
mirarse por un segundo,
y seguir su camino.

Habrán entonces olvidado.

Pero no habrán muerto.

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