lunes, 29 de septiembre de 2008

El tiempo


I
La dimensión del tiempo,
la percibo sólo si te tengo pensada.

Gira tu minutero y tu horario,
tu brazo derecho e izquierdo,
y al centro de mi reloj,
esta tu cuerpo desnudo,
sentado en flor de loto.

Así pasa el tiempo contigo,
pasan las horas y los minutos,
señalados con precisión,
por el dedo mas largo de tu mano.

El almanaque es implacable,
han pasado ya veinte años,
alguien dijo: No son nada.

Pero me pesan tus veinte años.
de estar marcando mis horas y mis días.

Cargo con tu forma crucificada en mi reloj,
y te llevo a cada momento en mi muñeca,
como un grillete de acero.

Detrás del cristal te miro,
cada vez que quiero ver el paso del tiempo.

Pero un día detendrás tu marcha,
señalando con tu anular la hora del fin.

Desesperado golpeare el cristal,
Te agitare y gritare inútilmente:
¡Despierta!

Después de todo aquel tiempo,
El tiempo se habra detenido.

II

Contra la pared te arroje,
roto en mil pedazos mi reloj,
mas no tu cuerpo.

Quedaste inmóvil como una salamandra
entre los restos de tu nave.

Del otro lado del recinto te observaba atonito,
tu humeda y crispada forma.

Te capture de un salto,
y en una pecera vacia te guarde,
para intentar domesticarte.

Ahora te miro hipnotizado.

Ya solo me queda la ilusión,
de esperar tu movimiento.

Sin embargo estas inmovil,
con los ojos negrisimos,
mirando al vacio.

Mientras tanto yo,
trato de ignorar,
la dimensión del tiempo.

No hay comentarios: