martes, 23 de septiembre de 2008

Larva

Me perturbas cuando te posas a mi lado,
me confundes cuando aleteas sin cesar.

Cuando eras larva te queria como a una hija.
Te cuidé durante siete años. Finalmente despertaste.

Ahora que eres mariposa, me tienes cautivo.

Tienes nuevos colores. Brillas. Te mueves sin cesar.
Me ciega ese brillo y me desesperas.

Ahora que eres alada, eres libre.
Déjate llevar por ese viento, mariposa.
Déjame contemplarte así.

Un día llegara el momento,
Cuando distraída succiones el néctar,
con tus alas pegadas, te entregarás a mí.

Entonces muy despacio, me acercaré a ti,
entre mi pulgar y mi índice,
te tomaré por detrás.

Lucharás, contraerás tu cuerpo,
moverás tus extremidades con desespero,
y no podrás volar.

Te tendre así por largo rato,
Hasta verte quieta, inerte.

Un alfiler atravesará tu tronco ya marchito,
y sobre un lecho de madera descansaras.

Desplegaré tus hermosas alas,
y te guardaré en un cofre.

Entonces seras mi larva otra vez.

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