Fue un duro golpe a mi sentido olfativo,
en plena calle,
a plena luz del día.
Era tu olor, nítido, en medio de la multitud,
lo sentí, afilado y letal.
Se introdujo por mi fosa nasal,
y no me dio tiempo de razonarlo,
pues los olores son endovenosos,
y van directo a lo profundo del cerebro.
Me detuve e indague por ti,
pensando que quizá no te habría visto,
pero solo encontré rostros desconocidos.
Retrocedí unos pasos y te busque,
husmeando como lo hacen los canes,
cuando perciben un olor apetecible. Pero no pude hallarte.
Durante unas horas pude retenerlo,
y saborearlo, como un vino añejo,
tu inconfundible olor.
He vuelto muchas veces por esa calle,
tratando de capturarlo otra vez,
pero el resultado es siempre el mismo, no te huelo.
Y es que los olores no son como las voces, o las imágenes,
no se pueden recordar, o evocar, simplemente son.
Desde algún lugar del mundo, lanzaste esa emanación,
como un mensaje encriptado y puro.
Ahora transita errante como el polen de una flor carnívora.
Y llego a mí para volver a salir, y seguir su viaje,
sin saberlo tú, me ha llenado y conmovido.
Tu olor ha vuelto, para no regresar.
Premonicion
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*
En alguna dimensión del espacio nuestras entidades se conectaron levemente
por primera vez, fue en aquel año nuevo que tuve que quedarme encerrado en
mi ...
Hace 15 años
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